30 de diciembre de 2025
El sector cárnico argentino finalizó el año con una disminución en las exportaciones de carne vacuna, marcando un contraste respecto de períodos anteriores donde el comercio exterior funcionó como motor de crecimiento. Los datos muestran una baja tanto en volúmenes exportados como en ingresos por ventas externas, lo que refleja un escenario más complejo para la cadena ganadera.
El retroceso se dio principalmente en los últimos meses del año, cuando se combinaron factores internacionales y locales que limitaron la capacidad de colocación de carne argentina en mercados clave.
Uno de los factores centrales detrás de la caída fue la menor demanda internacional, especialmente en destinos estratégicos. Los precios globales de la carne mostraron una corrección a la baja, reduciendo el atractivo de las exportaciones y afectando los márgenes de la industria frigorífica.
En este contexto, la competencia de otros países exportadores se intensificó, presionando sobre precios y participación de mercado. Para Argentina, esto implicó mayores dificultades para sostener volúmenes elevados sin resignar rentabilidad.
A nivel local, el sector enfrentó costos de producción crecientes, vinculados a alimentación, sanidad, logística, energía y mano de obra. Estos aumentos impactaron directamente en la estructura de costos de productores y frigoríficos, limitando la competitividad externa.
Además, la disponibilidad de hacienda para faena mostró restricciones en determinados momentos del año, lo que redujo la capacidad de respuesta ante oportunidades comerciales. La combinación de menor oferta y mayores costos afectó el desempeño exportador.
La caída de exportaciones tuvo efectos directos sobre la industria frigorífica, que depende en gran medida del mercado externo para sostener niveles de actividad. Menores envíos implican:
Reducción en la utilización de capacidad instalada.
Ajustes en turnos y niveles de faena.
Presión sobre márgenes operativos.
Mayor dependencia del mercado interno, con consumo debilitado.
Para la cadena ganadera en su conjunto, el menor dinamismo exportador limita la generación de divisas y reduce incentivos a la inversión productiva.
El menor volumen exportado no se tradujo automáticamente en una baja de precios en el mercado interno. Por el contrario, los valores de la carne continuaron ajustándose en un contexto de inflación generalizada y recomposición de costos.
Esto refleja que la dinámica de precios responde a múltiples factores y que el retroceso exportador no alcanza, por sí solo, para aliviar la presión sobre el consumo doméstico.
La carne vacuna sigue siendo un producto estratégico para la economía argentina, tanto por su peso cultural como por su aporte potencial a la generación de divisas. La caída registrada en el cierre del año pone de relieve la necesidad de fortalecer la competitividad del sector y mejorar las condiciones para sostener exportaciones en el mediano plazo.
Especialistas señalan que recuperar dinamismo exportador requerirá:
Mejorar la productividad ganadera.
Reducir costos logísticos y operativos.
Asegurar previsibilidad comercial y regulatoria.
Diversificar mercados de destino.
De cara al próximo ciclo, el desempeño de las exportaciones de carne dependerá de la evolución de la demanda internacional, los precios globales y la capacidad del sector para recomponer oferta y competitividad. El equilibrio entre mercado interno y externo seguirá siendo un desafío central.
Si bien existen oportunidades en determinados mercados, el escenario exige una estrategia integral que permita sostener volúmenes, rentabilidad y generación de divisas.
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