21 de julio de 2025
Un nuevo relevamiento de la Unión Industrial Argentina (UIA) reveló el estado actual de la economía sector por sector, en un informe que compara el desempeño de distintas actividades durante mayo y junio de este año. El estudio, elaborado por el Centro de Estudios (CEU) de la UIA, advierte que si bien algunas ramas industriales empiezan a estabilizarse o incluso crecer levemente, la mayoría todavía enfrenta caídas interanuales y bajos niveles de producción.
Este análisis, conocido como el "semáforo industrial", permite ver de manera simple qué sectores están avanzando, cuáles se mantienen estables y cuáles siguen en caída. El último informe muestra que la actividad en general aún se encuentra por debajo de los niveles de 2023, aunque con señales de mejora en rubros específicos.
Por ejemplo, la industria automotriz mostró un repunte en la producción de autos y autopartes, impulsado por la demanda externa. También se destacaron sectores vinculados a la exportación, como la industria aceitera y algunas ramas químicas, que encontraron cierto alivio en la recuperación de mercados internacionales.
En cambio, el consumo interno sigue deprimido, lo que afecta a sectores como textiles, calzado, alimentos y bebidas, que dependen del mercado local. Estos rubros continúan mostrando niveles bajos de producción, con plantas operando por debajo de su capacidad y una fuerte caída en las ventas.
El informe también refleja que la construcción privada permanece estancada, con poca inversión en obra nueva y una demanda reducida de materiales. Algo similar ocurre con los sectores de metalurgia y maquinaria, que aún no logran recuperarse del todo.
Además, el documento de la UIA advierte que el escenario sigue siendo muy heterogéneo, tanto entre sectores como dentro de ellos. Algunas PyMEs logran sostenerse gracias a exportaciones puntuales o acuerdos con grandes cadenas, mientras que otras enfrentan graves dificultades para sostener su plantilla de empleados o acceder a financiamiento.
Otro factor clave señalado en el informe es la alta capacidad ociosa de muchas plantas industriales, lo que significa que las empresas no están utilizando todo su potencial productivo. Esto se relaciona directamente con la caída del consumo, la inflación y las tasas altas, que encarecen el crédito y dificultan la planificación.
Desde el CEU-UIA destacan que, si bien hay indicadores que podrían interpretarse como un principio de estabilización, todavía no se percibe una reactivación sostenida. El panorama sigue marcado por la incertidumbre económica, la caída del ingreso real y la falta de impulso al mercado interno.
En este contexto, los industriales reclaman políticas que apunten a reactivar la demanda, fomentar el crédito productivo y generar condiciones estables para invertir. También insisten en la necesidad de sostener el empleo y evitar que la recuperación, si llega, se concentre solo en sectores exportadores.
Mientras tanto, el semáforo de la economía sigue con más luces rojas que verdes. Y aunque algunos sectores empiezan a cambiar de color, el ritmo es lento y no alcanza todavía para hablar de una reactivación firme.
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