9 de septiembre de 2025
En los últimos años, la industria de petróleo y gas de Argentina dejó de ser solo una promesa para convertirse en una realidad tangible. La producción de gas superó los máximos históricos de 2004, mientras que el crudo se encamina hacia niveles no vistos desde 1998. Durante julio, el país alcanzó un nivel de producción de 159 millones de metros cúbicos diarios de gas, llevando el promedio semestral a 145,7 millones, cifra superior al récord previo de 142,9 millones.
Estos resultados reflejan un punto de inflexión: 2025 se perfila como un año récord, con perspectivas aún más ambiciosas a partir del crecimiento de las exportaciones y la estabilidad que brinda una mayor infraestructura de transporte.
La producción de petróleo también experimenta un crecimiento sostenido desde la puesta en marcha del Proyecto Duplicar en abril. En julio, se superó la barrera de los 800 mil barriles diarios (806,2 kbbl/d), lo que representó un incremento del 7,3% respecto de abril. Si bien el promedio anual aún se mantiene por debajo del récord de 1998, el sector ya sienta las bases para que 2026 pueda convertirse en un año histórico en materia de producción.
La clave de este repunte radica en el shale oil, que más que compensó la caída de la producción convencional y tight. Mientras la convencional descendió un 6,2% hasta los 293,7 kbbl/d, y la tight retrocedió un 29,7% hasta apenas 3,7 kbbl/d, el shale se expandió un 13,7% en lo que va del año, alcanzando los 508,8 kbbl/d.
El verdadero motor de la industria argentina es el desarrollo no convencional en la Cuenca Neuquina. La producción shale no solo sostiene el crecimiento, sino que marca la dependencia estructural del sector respecto de Vaca Muerta.
Durante los primeros meses de 2025, la falta de capacidad de transporte limitó la producción, obligando a las compañías a mantener volúmenes estables para evitar costos adicionales de evacuación. La entrada en operación del Proyecto Duplicar liberó cerca de 220 kbbl/d, permitiendo proyectar un fuerte salto de producción hacia los próximos años.
Neuquén podría llevar su producción de 529,3 kbbl/d a casi 700 kbbl/d para 2026, con la entrada en operación del VMOS (Vaca Muerta Oil Sur), que sumará 180 kbbl/d en el cuarto trimestre de 2026 y hasta 550 kbbl/d en la segunda mitad de 2027. La construcción, a cargo de la UTE Techint-Sacde, ya instaló campamentos en Río Negro para acelerar el cronograma.
La expansión de los gasoductos también redefine el escenario. El gasoducto Perito Moreno elevó su capacidad de 14 a 21 millones de m³/d, mientras que la reversión parcial del Gasoducto Norte sumó otros 15 millones de m³/d.
A futuro, la reversión total del Gasoducto Norte (19 millones de m³/d adicionales), la ampliación del Perito Moreno a 35 millones de m³/d y los proyectos de GNL serán determinantes. Estos últimos podrían aportar hasta 28 millones de toneladas anuales, lo que demandaría cerca de 140 millones de m³/d extra de producción, casi duplicando la capacidad actual del país.
El desafío es claro: Argentina necesita triplicar su producción de gas para convertirse en un actor global en el mercado de gas natural licuado.
El desarrollo energético no solo fortalece la balanza comercial, al generar divisas y limitar la salida de dólares por importaciones de energía, sino que también promueve empleo. Cada puesto de trabajo directo en el sector genera aproximadamente seis indirectos, multiplicando el impacto económico en toda la cadena de valor.
Además, el sector ofrece al país una fuente de ingresos más estable que el agro, al no depender de la estacionalidad ni de las condiciones climáticas, otorgando previsibilidad y robustez a la macroeconomía argentina.
Más allá de los beneficios generales para la economía, existen mecanismos concretos para que inversores participen de este crecimiento. El mercado de bonos y acciones abre la puerta a compañías con fuerte presencia en Vaca Muerta.
Entre las principales alternativas destacan:
YPF: bajo la conducción de Horacio Marín, la compañía impulsa un cambio de paradigma, desprendiéndose de campos maduros para enfocarse en petróleo no convencional y proyectos de GNL.
Vista Energy: tras la compra de los activos de Petronas Argentina, duplicó su producción y aumentó su EBITDA 1,4 veces, aunque su valuación aún no refleja esa expansión.
Transportadora de Gas del Sur (TGS): única oferente para la ampliación del Perito Moreno, lo que le permitirá operar 14 millones de m³/d adicionales en un horizonte de 18 meses.
Estas empresas se consolidan como actores estratégicos y representan oportunidades atractivas para inversores locales e internacionales, aunque con la necesaria cautela en función de la salud financiera y planes de expansión de cada compañía.
La industria energética argentina vive un proceso de expansión sin precedentes, apoyado en el shale de Vaca Muerta y en nuevas obras de infraestructura. El crecimiento del gas y el petróleo no solo redefine la matriz energética del país, sino que también abre oportunidades de inversión que pueden proyectar a Argentina como un actor relevante en el mercado global.
Si los planes se consolidan, 2026 podría ser el año en que la Argentina alcance récords históricos tanto en gas como en petróleo, transformando la promesa en una realidad con impacto profundo en la economía y la sociedad.
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