22 de diciembre de 2025
En un contexto de desaceleración inflacionaria y reordenamiento de tasas de interés, el plazo fijo tradicional recuperó protagonismo como instrumento de ahorro para perfiles conservadores. La decisión de depositar fondos a 30 días depende hoy, en gran medida, de la tasa nominal anual (TNA) que ofrece cada banco, ya que las diferencias entre entidades generan variaciones relevantes en el rendimiento final.
Con un capital inicial de $1.000.000, el rendimiento mensual puede variar de manera significativa según la política comercial y financiera de cada banco, especialmente entre entidades públicas, privadas y digitales.
Al analizar un plazo fijo a 30 días, el rendimiento está directamente ligado a la TNA vigente. Con tasas que oscilan en un rango amplio, el resultado mensual puede diferir en decenas de miles de pesos.
En términos generales:
Bancos con tasas más bajas ofrecen rendimientos más estables pero con menor ganancia real.
Entidades que buscan captar depósitos suelen ofrecer tasas más competitivas, generando una diferencia apreciable en el interés ganado.
La elección del banco se convierte así en un factor clave para maximizar el rendimiento sin asumir riesgos adicionales.
El sistema financiero muestra hoy una marcada heterogeneidad en las tasas de plazo fijo:
Suelen ofrecer tasas alineadas con la política monetaria general, con rendimientos moderados. Son elegidos por su solidez y por la confianza de los ahorristas tradicionales.
Presentan una dispersión mayor. Algunas entidades líderes mantienen tasas prudentes, mientras que bancos medianos o regionales ofrecen rendimientos superiores para atraer depósitos.
En muchos casos encabezan el ranking de tasas. Su estructura de costos más baja les permite ofrecer tasas más altas, convirtiéndose en una opción atractiva para ahorristas que operan de manera 100% online.
Uno de los principales interrogantes es si el plazo fijo logra ganarle a la inflación. Con una inflación mensual en proceso de desaceleración, el rendimiento del plazo fijo comienza a recuperar atractivo relativo, aunque sigue dependiendo del nivel de precios de cada mes.
Comparado con otras opciones:
Frente al dólar, el plazo fijo ofrece previsibilidad, aunque sin cobertura cambiaria.
En relación con fondos comunes de inversión conservadores, el plazo fijo mantiene la ventaja de simplicidad y certeza del rendimiento.
Contra instrumentos ajustados por inflación, pierde capacidad de protección en escenarios de suba de precios.
Al momento de constituir un plazo fijo, los ahorristas analizan varios factores clave:
Tasa nominal anual ofrecida
Facilidad de renovación
Liquidez y plazos disponibles
Solidez de la entidad financiera
Posibilidad de operar de forma digital
En este contexto, comparar tasas banco por banco se vuelve una práctica cada vez más habitual para optimizar el rendimiento del ahorro.
La evolución de las tasas de plazo fijo estará condicionada por la política monetaria, el comportamiento de la inflación y la necesidad de los bancos de captar o retener depósitos. Si continúa el proceso de estabilización macroeconómica, es probable que las tasas sigan ajustándose gradualmente.
Para los ahorristas, esto implica un escenario dinámico en el que será necesario revisar periódicamente las condiciones ofrecidas por cada entidad.
Invertir $1 millón en un plazo fijo puede generar rendimientos muy distintos según el banco elegido. Las diferencias en tasas de interés convierten a la comparación entre entidades en una herramienta clave para maximizar el ahorro sin asumir riesgos adicionales.
En un contexto de mayor estabilidad, el plazo fijo vuelve a posicionarse como una alternativa válida para perfiles conservadores, siempre que se elija la entidad que ofrezca el mejor equilibrio entre rendimiento y seguridad.
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