Un escenario global que obliga a acelerar la entrada de divisas

La creciente inestabilidad internacional, la suba en los precios de alimentos y la incertidumbre en cadenas de suministro llevaron al Gobierno a reforzar su política de captación de divisas provenientes del sector agropecuario, principal generador de dólares de la economía argentina.

La estrategia apunta a adelantarse a posibles disrupciones en los mercados globales, especialmente en granos, aceites y proteínas animales, segmentos que concentran más de la mitad de las exportaciones del país. La combinación de tensiones geopolíticas, variaciones climáticas y movimientos especulativos en los mercados internacionales encendió señales de alerta en el Gobierno, que busca asegurar un flujo de divisas más estable durante los próximos meses.

Medidas para agilizar la liquidación del agro

El Gobierno intensifica la coordinación con empresas exportadoras, acopiadores y entidades del sector para acelerar la liquidación de divisas, garantizar embarques y sostener el ritmo de ventas externas. Las medidas incluyen:

• Instrumentos cambiarios específicos para promover la liquidación anticipada.

• Agilización de certificaciones y autorizaciones para embarques.

• Coordinación con puertos y Aduana para evitar demoras logísticas.

• Monitoreo permanente de precios internacionales y demanda externa.

El foco está puesto en el complejo sojero, que representa más del 40% de los dólares comerciales, y en el segmento cerealero, particularmente maíz y trigo, que entran en etapa de definiciones productivas.

El desafío de sostener las exportaciones en medio de la volatilidad

Las tensiones globales afectan especialmente a la Argentina por su rol como proveedor relevante de alimentos. La volatilidad en los mercados de soja, maíz y trigo, sumada a las oscilaciones en los precios internacionales de aceites, harinas proteicas y biodiésel, obliga al Gobierno a anticipar escenarios y ajustar estrategias.

Los riesgos incluyen:

• Caída o frenado de demanda en mercados clave.

• Cambios abruptos en precios por conflictos globales.

• Eventuales restricciones logísticas internacionales.

• Competencia más intensa de exportadores de la región.

En ese marco, asegurar las divisas del agro es una prioridad para sostener la estabilidad macroeconómica y evitar presiones adicionales sobre el tipo de cambio, la inflación y las reservas internacionales.

Impacto en productores y cadenas de valor

La presión para acelerar exportaciones se traslada también a los productores, que enfrentan desafíos simultáneos: costos elevados, necesidad de financiamiento, incertidumbre climática y exigencias de calidad para sostener mercados internacionales.

El Gobierno busca equilibrar la urgencia de obtener divisas con la necesidad de que los productores cuenten con previsibilidad y margen operativo. Para ello avanzan programas de apoyo, líneas de crédito específicas y herramientas para garantizar acceso a insumos críticos, como fertilizantes y fitosanitarios.

Las cadenas de valor -desde la molienda hasta la exportación- se encuentran en un momento de alta sensibilidad, con plantas que ajustan ritmos de industrialización según disponibilidad de granos, márgenes de molienda y precios internacionales.

Exportadores bajo monitoreo permanente

El Gobierno mantiene reuniones periódicas con empresas del complejo agroexportador, monitoreando embarques, volúmenes comprometidos y ritmo de liquidación. La prioridad es evitar retrasos que puedan afectar el flujo de divisas en un momento donde la estabilidad económica depende en gran medida del sector.

Además, el seguimiento abarca:

• Capacidad de molienda y ritmos de producción industrial.

• Estado de los puertos y operatividad logística.

• Confirmaciones de ventas externas.

• Evolución de los precios FOB y del mercado internacional.