3 de septiembre de 2025
Según datos presentados por la Confederación de Sindicatos Industriales (CSIRA), la actividad productiva sufrió una caída del 10 % en 2024, con 15 de las 16 ramas industriales en contracción. En el primer semestre de 2025, nueve de esos sectores siguen por debajo de los niveles de actividad observados en 2023, lo que confirma una recuperación frágil y desigual.
El golpe sobre el empleo fue significativo. Desde noviembre de 2023 hasta mayo de este año, se perdieron 33.183 empleos en la manufactura, mientras que los sectores vinculados -como la construcción y la minería- registraron más de 130.000 puestos de trabajo eliminados. El cierre de casi 1.500 empresas manufactureras y más de 1.600 firmas vinculadas a la construcción profundizó el deterioro industrial y multiplicó sus efectos colaterales. La precarización laboral y el avance de empleos inestables también fueron señalados como parte del modelo actual.
La devaluación de 2023 impactó directamente sobre el poder adquisitivo de los trabajadores industriales, cuyo salario real se mantiene por debajo de los niveles anteriores. Además, se denuncia que el régimen actual, con promoción a grandes inversiones y apertura comercial indiscriminada, favorece la importación por sobre el desarrollo local. Esto termina erosionando la competitividad de las pymes y fortaleciendo un patrón productivo cada vez más dependiente.
La voz de los sindicatos advierte que cada fábrica que cierra no solo perjudica a los empleados directos, sino también a la cadena de proveedores y a los comercios locales. En los lugares más golpeados, muchas familias dependen de la actividad industrial como sostén económico principal. La falta de incentivos reales, políticas públicas sostenibles y visión de largo plazo agrava la crisis.
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