25 de julio de 2025
La industria porcina argentina sumó esta semana una noticia importante: la empresa La Pompeya inauguró un frigorífico modelo en el partido bonaerense de Marcos Paz, tras una inversión de 35 millones de dólares. Se trata de un establecimiento de última tecnología que tendrá capacidad para faenar 600 cerdos por día, con proyección a exportar productos de alto valor agregado.
Este emprendimiento representa una señal de confianza en la producción nacional, en un contexto donde el sector porcino busca ganar competitividad y abrir nuevos mercados internacionales. Además, la planta cumple con normas sanitarias internacionales, lo que le permite operar con estándares exigidos por países como China, Vietnam y países de la Unión Europea.
El frigorífico generará 150 puestos de trabajo directos y otros tantos de forma indirecta, impulsando el desarrollo económico en una zona con fuerte tradición agropecuaria. Además, potenciará una cadena de valor que incluye productores de cerdos, transporte, alimentación animal, servicios veterinarios y comercialización.
Desde la empresa destacan que uno de los objetivos del proyecto es evitar la exportación de animales en pie y en su lugar avanzar hacia una integración vertical que permita faenar, procesar y envasar la carne en origen, con mayor trazabilidad y valor agregado.
El desarrollo del frigorífico fue posible en parte gracias al acompañamiento financiero del Estado nacional, a través de herramientas del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y otras líneas productivas. Estas líneas permitieron sostener el ritmo de obra y equipamiento incluso en un contexto macroeconómico complejo.
Funcionarios del Ministerio de Economía y Agricultura que participaron del acto de inauguración señalaron que el proyecto es ejemplo del tipo de industria que el país necesita: intensiva en empleo, con vocación exportadora y basada en la transformación de materia prima local.
La Pompeya proyecta utilizar el frigorífico tanto para abastecer el mercado interno como para ganar presencia en el mercado internacional de carne porcina, uno de los de mayor crecimiento en los últimos años. Países asiáticos y de Europa del Este son los principales objetivos comerciales.
Sin embargo, el sector aún enfrenta desafíos importantes: altos costos de producción, presión fiscal, infraestructura deficiente y competencia desleal de carne importada. A eso se suman las dificultades sanitarias y la necesidad de asegurar condiciones de bienestar animal.
Pese a ello, las inversiones como la de Marcos Paz muestran que la industria porcina argentina tiene potencial para crecer, generar divisas y empleo formal, siempre que exista un marco de políticas que acompañe.
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