27 de noviembre de 2025
Whirlpool, uno de los principales fabricantes globales de electrodomésticos, confirmó el cierre completo de su planta de producción ubicada en Pilar. Con esta decisión, la compañía dejará de fabricar productos en la Argentina y migrará su estructura productiva hacia operaciones de mayor escala y eficiencia en Brasil y México.
La planta, que hasta hace poco producía lavarropas de alta gama con estándares de exportación, operaba por debajo de su capacidad y enfrentaba un escenario marcado por costos elevados, restricciones logísticas y un mercado interno debilitado por la caída del consumo durable. Esta combinación terminó acelerando la decisión de abandonar el esquema de manufactura local.
El cierre no responde exclusivamente a un cambio táctico, sino a problemas estructurales que la compañía venía advirtiendo desde hace años. Entre los factores determinantes se destacan:
Falta de escala productiva, fundamental en un sector donde la eficiencia depende de grandes volúmenes.
Costos operativos superiores a los de otras plantas regionales, especialmente energía, impuestos y mano de obra indirecta.
Restricciones cambiarias y arancelarias, que afectaron la importación de insumos críticos y la planificación de inversiones.
Inestabilidad del mercado interno, con caídas de ventas recurrentes en bienes durables.
Competencia regional más eficiente, particularmente desde Brasil, donde la compañía ya opera plantas con mayor automatización y capacidad exportadora.
La empresa evaluó durante los últimos meses alternativas de reestructuración, pero la falta de condiciones para mantener un nivel competitivo llevó a la decisión final.
El cierre de la planta conlleva una reducción significativa de personal, afectando tanto a trabajadores directos como a contratistas. También repercute en proveedores metalmecánicos, empresas de plásticos, operadores logísticos y firmas de servicios que dependían en parte de la producción local.
Whirlpool informó que mantendrá su presencia comercial en la Argentina, enfocándose en distribución, ventas y servicios postventa, pero sin actividad industrial. La compañía continuará abasteciendo el mercado argentino mediante importaciones desde otras plantas de la región.
La planta de Whirlpool era considerada un eslabón relevante dentro del ecosistema industrial del corredor norte bonaerense. Su salida genera vacantes en la cadena de valor, reduce la actividad de proveedores y debilita la ocupación industrial de la zona.
El cierre también reabre el debate sobre la competitividad del sector de electrodomésticos en el país, históricamente dependiente de escalas reducidas, alta presión tributaria y complejidades logísticas que dificultan integrarse en cadenas regionales.
La decisión de Whirlpool se suma a un proceso más amplio de reordenamiento en el mercado argentino:
Las marcas globales consolidan producción en polos industriales de mayor escala.
Las empresas locales enfrentan presión por costos y caída del consumo.
La importación gana participación en segmentos donde la producción nacional no logra volumen suficiente.
Esto plantea un escenario de mayor competencia de productos importados, cambios en precios relativos y desafíos para sostener la fabricación nacional de electrodomésticos de línea blanca.
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