22 de julio de 2025
La ciudad de San Carlos de Bariloche, uno de los destinos turísticos más importantes del país durante el invierno, atraviesa una situación complicada. La falta de nieve en los principales cerros y centros de esquí afectó de lleno a la actividad turística, especialmente durante las vacaciones de invierno, uno de los momentos de mayor movimiento del año.
Según datos del Ente Mixto de Promoción Turística de Bariloche (Emprotur), la ocupación hotelera actual ronda el 50%, una cifra baja para la época. Las reservas, que venían con un buen nivel de anticipación, se desaceleraron e incluso muchas se cancelaron al confirmarse que no habría nieve suficiente para esquiar o realizar actividades invernales.
La escasez de nieve no solo afecta a los centros de esquí como el Cerro Catedral, sino a toda la cadena turística regional. Hoteles, cabañas, restaurantes, agencias de excursiones, transportistas y comercios están viendo reducidos sus ingresos justo en la temporada más esperada del año.
Empresarios del sector aseguran que hay menos movimiento en la ciudad, menos consumo y un fuerte impacto en el empleo temporal, que normalmente se refuerza en invierno. Además, remarcan que muchos turistas que viajaron lo hicieron por paquetes ya contratados, pero reducen gastos al mínimo una vez en destino.
Esperanza en el pronóstico: ¿llega el temporal?
El único dato positivo en el corto plazo es que el Servicio Meteorológico Nacional anunció la posible llegada de un frente frío con nevadas intensas para este fin de semana. De concretarse, podría mejorar las condiciones en los cerros y permitir la reactivación de actividades invernales.
Las autoridades locales y los operadores turísticos se muestran cautos, pero esperan que si el clima mejora, pueda recuperarse al menos parte del flujo turístico perdido en las últimas semanas. Sin embargo, advierten que el daño ya está hecho y que esta temporada dejará balances muy por debajo de lo esperado.
El impacto de la falta de nieve no es un hecho aislado. En los últimos años, los inviernos en la región han mostrado menos nevadas y mayor irregularidad climática, lo que pone en jaque un modelo económico altamente dependiente del clima.
Algunos actores del sector ya analizan diversificar la oferta turística para no depender exclusivamente del esquí o las condiciones de la montaña. La promoción de turismo gastronómico, de bienestar o de naturaleza son algunas de las líneas que se comienzan a explorar.
Desde INDUAR, este caso muestra cómo fenómenos climáticos adversos pueden afectar de manera directa la economía regional, y pone sobre la mesa la necesidad de políticas de adaptación y reconversión productiva en zonas turísticas vulnerables a los cambios del entorno natural.
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