El impacto de la recesión económica y la detención casi total de la obra pública en la Argentina comienza a golpear con fuerza sectores que, hasta hace poco, operaban como pilares de la cadena productiva. Uno de los más afectados es el de la industria de la piedra partida, esencial para la producción de hormigón, cemento asfáltico y otras mezclas utilizadas en infraestructura vial, habitacional e industrial.

En la provincia de Buenos Aires, el panorama es alarmante. Según datos proporcionados por la Cámara de la Piedra bonaerense, la mayoría de las canteras están funcionando por debajo del 40% de su capacidad instalada, con picos que descienden hasta el 30%. Esto no solo compromete la rentabilidad de las empresas, sino también la continuidad laboral de más de 5.000 trabajadores directos e indirectos vinculados a esta actividad.

"Desde diciembre estamos viendo una caída drástica en los pedidos. Las grandes obras están paralizadas y las licitaciones nuevas directamente desaparecieron. En este contexto, las empresas no tienen otra opción que reducir su actividad al mínimo indispensable", explicó a INDUAR el presidente de la cámara, quien además detalló que muchas canteras ya aplican esquemas rotativos: 15 días de trabajo, seguidos por 15 días en los que el personal queda inactivo y sin goce de sueldo.

Este sistema -que busca evitar despidos masivos- afecta el poder adquisitivo de los empleados y genera incertidumbre en las comunidades donde la cantera es, en muchos casos, la única fuente de empleo formal. "No podemos sostener esta situación indefinidamente. Si no se reactiva la obra pública, muchas pymes del sector van a cerrar sus puertas en los próximos meses", advirtieron.

A este escenario se suma la baja en la demanda de insumos complementarios como explosivos, repuestos, combustibles y maquinaria pesada, lo que profundiza el impacto en toda la cadena de valor. También se ralentizan los pagos a proveedores locales, afectando a transportistas, talleres, ferreterías y contratistas del interior bonaerense.

La Cámara de la Piedra solicitó formalmente al Gobierno nacional y provincial que se priorice la reactivación de obras estratégicas, particularmente aquellas que ya cuentan con financiamiento aprobado o se encuentran en etapas avanzadas de ejecución. "Estamos de acuerdo con la necesidad de ordenar las cuentas públicas, pero hay formas de hacerlo sin destruir el tejido productivo. Las obras públicas no son un gasto, son inversión que dinamiza la economía y genera trabajo genuino", remarcaron.

En paralelo, reclaman el acceso urgente a financiamiento a tasas subsidiadas, que permita sostener las operaciones básicas mientras se espera la reactivación de la demanda. También solicitan un alivio impositivo y previsional transitorio para el sector.

La situación de la industria de áridos en Buenos Aires no es un caso aislado. Refleja la fragilidad de un entramado productivo nacional que depende en gran medida del motor de la obra pública como generador de demanda agregada. Sin una respuesta concreta, el país corre el riesgo de perder no solo cientos de empresas sino también el capital humano y técnico acumulado durante décadas de inversión industrial.