8 de octubre de 2024
Este cambio se produce en un contexto de transformación energética en el país, impulsado por el desarrollo de Vaca Muerta y la finalización de obras clave que han generado grandes expectativas. El próximo jueves 10 de octubre, se llevará a cabo la inauguración del proyecto de reversión del Gasoducto Norte, una obra financiada con una inversión total de aproximadamente 740 millones de dólares. De esta cifra, 540 millones provienen de un crédito otorgado por el Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe (CAF). Esta obra reorientará el flujo de gas en el ducto, que antes importaba gas de Bolivia, permitiendo que el gas producido en Vaca Muerta llegue a las provincias del norte argentino. A partir de este mes, los usuarios residenciales, las estaciones de servicio de GNC y las industrias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy podrán abastecerse con gas de producción local. A medida que las redes de gasoductos se expanden, se prevé un crecimiento en los volúmenes de suministro de gas local.
El
impacto económico del cambio energético
El precio promedio anual del gas producido en
Argentina es de 3,5 dólares por millón de BTU (British Thermal Units), llegando
incluso a bajar a 2 dólares en los meses de verano. En contraste, la
importación de gas desde Bolivia costaba alrededor de 11,8 dólares por millón
de BTU, mientras que las compras de gas natural licuado (GNL) tenían un valor
promedio de 11,1 dólares.
Este año, el precio promedio del gas en Argentina ha
sido de 4,77 dólares, con el 90% de este abastecimiento proveniente de la
producción local. Para el año 2025, se espera que la reducción de las
importaciones, especialmente tras eliminar las compras a Bolivia y mantener el
nivel actual de importación de GNL, reduzca el precio promedio del gas a 4,10
dólares por millón de BTU, una disminución del 14% respecto al costo actual.
Producción
récord y el potencial de Vaca Muerta
La producción nacional de gas ha alcanzado cifras
récord, con un pico de 153 millones de metros cúbicos diarios en agosto, el nivel
más alto en los últimos 21 años. De este total, el 65% proviene de la
producción no convencional de Vaca Muerta, gracias al avance de la tecnología
de fractura hidráulica (fracking), que ha permitido la explotación de esta
formación geológica. Hace dos décadas, Vaca Muerta no era considerada una
opción viable debido a la dureza de su roca, pero la evolución del fracking ha
cambiado el panorama. Por otro lado, mientras Vaca Muerta aumenta su
producción, las reservas de gas de Bolivia, que abastecen también a Brasil, han
experimentado un notable declive. Esto genera preocupación en el país vecino,
donde la generación de energía depende en gran medida de sus centrales
hidroeléctricas, las cuales están sujetas a la variabilidad climática. Brasil
ya vivió una crisis hídrica en la década de 1990, lo que motivó la construcción
de un gasoducto desde Bolivia hasta ciudades como San Pablo y Porto Alegre. Sin
embargo, hoy este ducto tiene una capacidad ociosa del 60%, lo que abre la
posibilidad de que Argentina exporte su gas a Brasil en el futuro cercano.
Con esta expectativa, el Gobierno ha habilitado la
libre competencia para la exportación de gas, un paso clave para ampliar los
mercados a los que se podrá llegar con el gas de Vaca Muerta. Después de dos
décadas de dependencia energética, Argentina está en camino de lograr un cambio
significativo en su matriz energética.
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